Ayer, 12 de diciembre, varias asambleas y sindicatos que formamos parte del Movimiento de Vivienda de Madrid acudimos al «All in One» de CaixaBank para exigir una mesa de negociación colectiva y la paralización de todos los desahucios. Nos concentramos frente a este edificio emblemático de CaixaBank en la Plaza de Colón y descolgamos nuestra pancarta sobre su fachada para decirle a Caixa que se acabó nuestra paciencia.
All in One, todo en uno. Una fundación, un banco y un espacio de más de 4.000 metros cuadrados dedicados a negociar con nuestra miseria: 50.000 desahucios desde 2008. Mientras, siguen haciendo caja: 3.659 millones de euros en beneficios hasta el 3º trimestre de 2023. CaixaBank, una entidad participada en un 18% por el Estado, presume de sensibilidad hacia colectivos «vulnerables», infancia empobrecida y personas en riesgo de exclusión. Pero mañana continuará desahuciando a una familia, le subirá la hipoteca o no le renovará el alquiler. Son las dos caras de esta entidad: la maquillada a través de su fundación, de su simulacro filantrópico, y la de una empresa que no duda en dejarnos en la calle.
Esta semana, Caixabank quiere desahuciar un piso de Llerena (Vallecas), el primer bloque de la Obra Social de la PAH en Madrid. También pretende desalojar La Canica, un espacio social de referencia en el barrio de Lavapiés. Pero no lo consentiremos: Llerena y la Canica se quedan.
Exigimos la paralización de los desahucios, pero no nos quedamos ahí: ayer estuvimos frente al edificio de CaixaBank reclamando la apertura de vías de negociación colectiva. Exigimos una mesa de negociación sin intermediarios ni criterios de exclusión: queremos soluciones para todos los casos. Si CaixaBank no se sienta a hablar con nosotras, cada día llamaremos a su puerta de una u otra forma, y cada día seremos más. Se lo vamos a recordar en cada acto, en cada patrocinio, cada vez que presenten un informe o participen en un panel sobre pobreza. Si van a hablar sobre nosotras, tendrán que hablar con nosotras.