Aunque no es lo más habitual, cuando la vivienda es nueva y nunca ha tenido dados de alta suministros como agua, electricidad o gas, habrá que pactar en el contrato quién paga la conexión de estos.

Si se encarga el arrendatario, tendrá que saber que el coste puede superar los setecientos euros, por lo que también es un punto importante que negociar.

En otros casos, viviendas más antiguas se alquilan sin haberse contratado los suministros, en esos casos tenemos que tener en cuenta que un alta para consumo doméstico en el Canal de Isabel II cuesta aproximadamente algo menos de 200 €, y en las compañías de luz unos 150 € (dependiendo de la potencia).

En casos como este, se puede pedir que haya un primer mes de carencia en el que el pago consista únicamente en el alta de suministros, en base al artículo 17 de la LAU.