El derecho a la vivienda sigue sin estar blindado en todo el territorio y se usa como baza en plena campaña electoral
El pacto de Ley de Vivienda anunciado por PSOE, ERC y EH Bildu incorpora algún avance pero en líneas generales propone una regulación de los alquileres que es una farsa. Lejos de bajar los precios, ya de por sí desorbitados, la imprecisión de la propuesta permite que los precios sigan aumentando y asfixiando a la población. Exigimos que la Ley contenga una regulación de precios real y efectiva para todo el inquilinato.
El borrador pactado permitiría subir el alquiler de forma sustancial, incluso en las viviendas situadas en áreas tensionadas, de diferentes formas: (1) un 2 y 3% en 2023 y 2024 para las subidas interanuales vinculadas a la inflación, sobre precios ya de por sí abusivos; (2) con subidas del 10% permitidas por “reformas”, vagamente definidas. Mientras tanto, el alquiler de temporada, un recurso abusado por los propietarios de la Comunidad de Madrid, sigue sin limitarse. Además, al no incluir un régimen sancionador, muchas de estas medidas dejan al inquilino, ya de por sí en una posición de debilidad, sin recurso. La tarea de asegurar el derecho a la vivienda recaerá una vez más en los Sindicatos de inquilinas y otras organizaciones por el derecho a la vivienda, mientras seguimos sin ser reconocidos como interlocutores válidos en la negociación. El análisis más detallado que hacemos los Sindicatos de Inquilinas sobre estas medidas se puede leer aquí: http://api.sprai.io/view/campaign/10089/es/0/1
Más allá de los agujeros presentes en el texto, este borrador deja fuera a millones de inquilinas, a merced de la guerra entre partidos. Una regulación efectiva es aquella vinculada a los ingresos de las personas, sin importar el territorio en el que vivan. A pesar de que el derecho a la vivienda es un derecho constitucional y el Estado tiene la obligación de garantizarlo para toda la ciudadanía, este acuerdo sigue poniendo en mano de las autonomías la implementación de unas mínimas medidas de contención, dejando fuera a millones de personas que no se verían beneficiadas por el acuerdo Una vez más, vemos como el derecho a la vivienda se utiliza como un arma electoral en plena campaña en vez de realmente poner el foco en exigir un derecho básico para toda la población, igual que se hace con la jornada laboral o el salario mínimo interprofesional.
Actualmente, vivimos una situación de excepción respecto al problema de la vivienda en España. Este nuevo borrador no está a la altura de la realidad de la mayoría de inquilinos que dedican mucho más del 30% de sus ingresos al pago de su vivienda. Nos preguntamos, ¿cómo bajaría los alquileres este acuerdo? ¿Cuál es el impacto real que tendría en la vida de la gente a partir de mañana? ¿Solucionará los problemas de todas esas inquilinas que no llegan a fin de mes?
El único punto positivo del acuerdo es que acaba con la estafa millonaria que permite a las inmobiliarias cobrar a los inquilinos por un servicio que dan a los caseros, algo que los sindicatos llevamos batallando desde hace años. Aún así, tendremos que asegurarnos que esta medida se hace efectiva, ya que sin sanciones ni inspecciones, y en un contexto de radicalización del sector inmobiliario puede fácilmente quedar en papel mojado.
La regulación de precios anunciada no es la que la inmensa mayoría de la población está pidiendo, sobre todo cuando 3 de cada 4 ciudadanos están a favor de la regulación. Es necesario que los partidos políticos de gobierno y de la oposición escuchen: aún hay tiempo para corregir los fallos y hacer una regulación efectiva de los alquileres.
Tenemos claro que la única forma eficaz de luchar contra el rentismo y la especulación es mediante la organización inquilina. Por eso, independientemente del borrador, desde el Sindicato de Inquilinas de Madrid seguiremos apostando por construir poder en cada bloque para plantar cara a los abusos de nuestros caseros y defender el derecho a la vivienda. Únete a nuestras brigadas inquilinas el próximo martes 18 y afíliate al Sindicato para seguir cambiándolo todo juntas.