Actualmente la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), que es la que rige todos los alquileres, permite a los caseros, grandes y pequeños, echar a las inquilinas en cuanto se acaban los cinco o siete años de contrato o en cuanto finaliza alguna de las prórrogas, sin que quienes alquilamos podamos decir nada. Permite incluso que el propietario de por terminado el contrato en cualquier momento con la excusa de necesitarlo para sí, pero sin tener que demostrarlo de ninguna manera. En definitiva, con esta ley los propietarios lo pueden (casi) todo y las inquilinas nada.
Para plantar cara a los especuladores, grandes y pequeños propietarios, que están arrasando con nuestras ciudades y nuestros barrios, ahora mismo el arma más efectiva es #NosQuedamos: hasta ahora podían echarnos de nuestras casas sin que tuviéramos capacidad de respuesta, pero a través del sindicato, de la herramienta #NosQuedamos y la unión de las inquilinas estamos logrando que muchos propietarios y especuladores se sienten a negociar con las inquilinas.
Al declarar las inquilinas que no nos vamos a ir cuando el propietario quiera solo para subir el precio del alquiler estamos desobedeciendo una ley injusta y afirmando que es más importante nuestro derecho a un hogar que su derecho a extraer beneficios. Gracias a la acción del sindicato, estamos consiguiendo forzar lo que todos los sindicatos han buscado siempre: la negociación colectiva. De esta manera, son muchas las vecinas que han podido renovar sus contratos, evitar las subidas del precio del alquiler y quedarse en sus casas.