Manifiesto Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, 12 de mayo de 2017
Tanto en Madrid como en su área Metropolitana los precios del alquiler han alcanzado máximos históricos. En los últimos doce meses el precio del alquiler ha subido casi un 15% en Madrid y un 18 % en el conjunto de la comunidad autónoma. Esto, sumado a los bajos salarios medios de la población (casi el 50% cobra menos de 1.000€), provoca una auténtica situación de emergencia para quienes no tenemos una vivienda en propiedad. La elevada demanda, la escasez y la carestía de la oferta, así como las garantías que se exigen hacen que encontrar un alquiler sea cada vez más difícil. Y también resulta muy difícil seguir pagando un alquiler: mientras que cada vez les dedicamos un mayor porcentaje de nuestros salarios, los precios no paran de subir. Además hay otros efectos indirectos: la expulsión de los vecindarios tradicionales hacia la periferia, el elevado número de desahucios por impago de renta (el 68 % del total de los desahucios durante los últimos cuatro años) y la exclusión del mercado del alquiler de los sectores más desfavorecidos, que se ven empujados hacia soluciones habitacionales no formales.
Las causas de este fenómeno son estructurales. El Estado ha profundizado su intención liberalizadora y flexibilizadora en las últimas modificaciones normativas (desahucio express en 2008, reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos en 2013): se ha priorizado la vivienda libre y la compraventa frente al alquiler, faltan políticas destinadas a facilitar el alquiler (ayudas sociales, vivienda social) y, en definitiva, la propiedad privada y el libre mercado prevalecen sobre los derechos de las inquilinas.
Pero además de estas causas estructurales, existen otras, coyunturales, que han llevado a la conformación de una segunda burbuja inmobiliaria. Por su creciente rentabilidad, el mercado del alquiler se ha convertido en la nueva apuesta del maltrecho sector inmobiliario y pretende erigirse en un nuevo motor de crecimiento de la economía española. Además, la proliferación de alquileres turísticos a través de plataformas mal llamadas “colaborativas” como Airbnb conlleva incrementos en el precio de las viviendas, cuyos propietarios prefieren alquilar durante periodos más cortos a un precio más caro. De esta forma, el derecho a la vivienda queda subordinado frente al beneficio de los fondos de inversión y de los especuladores.
Ante esta situación, hemos dicho basta y hemos decidido autoorganizarnos para dar una respuesta colectiva. Reivindicando la fecunda tradición de las luchas por el alquiler a principios del siglo XX y las actuales luchas de afectadas por la hipoteca y por el derecho a la ciudad, hemos decidido crear un Sindicato de Inquilinas e Inquilinos. Hoy, aquí, empezamos el proceso de construcción de una herramienta con la que luchar por nuestros derechos: los derechos del inquilinato. El pasado nos enseña que solo a través de la lucha, la organización y el apoyo mutuo es posible revertir el enorme desequilibrio de poder que hay entre inquilinato y propietarios. Estamos convencidas de que este Sindicato es el contrapeso a ese desequilibrio de poder.
Por todo esto, hacemos un llamamiento y una invitación a todas las personas de Madrid para que se incorporen a este camino hacia la creación de un Sindicato de Inquilinas: para poder vivir en nuestros barrios con garantías y derechos, para demostrar una vez más que la unión hace la fuerza.
Sindicato de Inquilinas, 12 de mayo de 2017